Comencé la sección CV de la página web preparando un CV ABURRIDO.
Resultó una fría enumeración cronológica de información biográfica que a estas alturas de mi vida poco puede interesar, eso sí, muy útil como guión para recordar a las personas (*) con las que se ha compartido el camino.
Juan Herreros es un arquitecto prodigioso, extraordinariamente lúcido y queridísimo amigo, que ha sabido acompañarme en momentos oscuros y aconsejarme para salir de ellos.
Le conocí hace 25 años en el estudio de arquitectura de Francisco Mangado en Pamplona, durante el concurso para la ordenación de Abando-Ibarra en Bilbao.
Patxi Mangado me había propuesto el año que fui alumna suya en la asignatura de Elementos de Composición en la Escuela de Arquitectura de Navarra, que me incorporase a su estudio de arquitectura que compartía en Pamplona con el sin par caballero: Alfonso Alzugaray.
Experiencia singular y muy enriquecedora para mí. Imaginé que me pondría inmediatamente a colaborar en proyectos alucinantes y mil concursos de arquitectura.
Nada más lejos de la realidad, Patxi me mostró amablemente el estudio, me presentó al resto del equipo, me dio un juego de llaves para entrar y salir a mi antojo y me dijo: "Puedes traer al estudio lo que necesites y vienes a trabajar y a estudiar tus cosas aquí, me preguntas cualquier duda que tengas, que intento resolvértela"
¿Cómo se te queda el cuerpo?
Pasé gran parte de mis años de estudiante por allí y decidí abandonar el estudio, sin pena ni gloria, un día cualquiera poco antes de acabar la carrera. Reconozco con los años, con total claridad, que fue una experiencia extraordinaria y singular, le estoy eternamente agradecida.
He sido una estudiante universitaria tremendamente caótica, asistía a las clases que me daba la gana porque me interesaban y ponía mucha resistencia a pasar por el aro.
Soy severa porque desciendo de mujeres severas. Mi madre, que era un ser irresistible y sorprendente, nos educó a mis dos hermanos y a mí del modo más espartano posible ( también exquisito, aunque esta palabra me fastidie ) como si fuéramos pequeños guerreros.
Total, que como soy muy obediente, seguí al pie de la letra las instrucciones de Patxi y mi zona del estudio parecía el Museo Metropolitano de NY. Mi amigo y genial artista navarro, Jorge Martínez Huarte, se empeñaba en regalarme gran parte de la obra que terminaba, la producción de Jorge estaba on fire, así que me vino de perlas el estudio de Patxi para disfrutar de muchas obras suyas y otras mías, que ya no me cabían en el piso de estudiantes donde vivía.
(Si los pisos hablaran ¡Mamina!)
¡Cómo me molan estas tres palabras juntas!: "pisos de estudiantes"
Es, sin duda, en los pisos de estudiantes donde más se aprende de la vida y de la muerte fuera del entorno familiar que nos es conocido desde la niñez.
Con frecuencia siento como el recuerdo de cada una de aquellas personas con las que compartí ese hogar me calma, tal vez sea por haber puesto en práctica un incómodo consejo que recibí hace años : " es fácil sacudirse los recuerdos, pero guárdalos, quizás podrán serte útiles más adelante"
Almaceno desde entonces mis recuerdos como tesoros de valor incalculable; por eso mi cariño puede permanecer intacto, a pesar de que la vida nos haya conducido por caminos encontrados.
¡Ay! Aquellas aventuras y desventuras de piso con Isabel Herrero, Beatriz García, Jimena Ayerra, Aitor Gurtubay, Fernando Ramos Muñoz, Jose María Medina, Verónica Durán, Maribel Gaudó, Eugenio de La Torre, Ana Díaz de Monasterioguren, Karmele Díaz, Edurne Ureta, Ainoha Irizar, Carlos Abadías y Aitzpea Lazcano, Dani Purroy, Mirem Lumbreras, Nacho Chueca, Arancha Blanco, Esteban Díaz Amunárriz, Joaquín Torres, Belén Prendes, Manolo Vázquez Rodríguez, Alfonso Arroyo de Yrazu y una lista interminable de personas con las que pasé momentos gloriosos en el piso de Juan XXIII, en Pamplona. Al fin y al cabo, son esas circunstancias, las que nutren el placer de vivir alegre y despreocupado cuando eres joven, y convocan inconscientes al veterano que nos permitirá soportar un presente-futuro.
Mi relación natural con el Arte, que avivó algo que ya estaba latente en mi carácter, se la debo a Jorge que es mi amor hermanado por partida doble. No sé vivir sin el Arte, supongo que me moriría al instante si no existiese o algo aún peor.
Durante los años que permanecí en el estudio de Patxi, sólo me pidió que colaborase con él una vez, fue para participar en el proyecto del concurso de Abando-Ibarra en Bilbao que hacíamos junto con Abalos & Herreros, que se vinieron al estudio a plantear las primeras ideas y luego se fueron a Madrid a terminar la entrega; el espectáculo estaba servido: pareja singular que manejaba con soltura y libertad, un método de trabajo prodigioso, derrochando talento y sentido del humor, proyectando aislados de todo encorsetamiento que es ajeno al verdadero proceso creativo, el tandem más flipante que he visto en mi vida currando.
Muchos años después, me he dado cuenta de lo afortunada que he sido por haber convivido con todas estas personas y otras tantas que se han cruzado en mi camino en un momento efervescente del panorama de la arquitectura navarra y nacional: Javier Carvajal , Julio Valle, Jesús Leache, Eduardo de Miguel, Ramón Garitano, Maite Apezteguía, Diego Cabezudo y por haber tenido el privilegio de conocer a incontables personajes que influyeron en la arquitectura nacional o internacional y que visitaron el estudio de Patxi durante mi estancia; que de todos pude extraer alguna enseñanza útil, por pequeña que fuera.
También Iván Cores, pero esa es otra historia, historia de AMOR y los hijos que tenemos juntos: Diego y Juan, que son mis grandes maestros.
El conocimiento riguroso y el amor al oficio, que son el sustrato de nuestra profesión (profesión denostada como consecuencia de los excesos y la corrupción que intoxicaron nuestro país y a sus gentes durante varias décadas, y que sólo recuperaremos la salud, navegando por mares distintos a los explorados hasta ahora), germinó durante mis años de alumna con Javier Carvajal, Catedrático de Proyectos y Profesor Extraordinario de Historia de la Arquitectura en la Escuela de Navarra y se desplegó en los que estuve al lado de Julio Valle, al que admiro y respeto; siempre está ahí, incondicional, para lo que necesite o para ofrecerme su ayuda desinteresada y sus buenos consejos; actitud que valoro inmensamente en las personas.
Existe un territorio de la profesión que no todo el mundo explora, se trata de proyectar a dúo.
Mi primer experimento con esta técnica lo ensayé junto a Miguel Angel Valdés y desarrollamos un proyecto titánico, un prototipo de centro escolar mixto para educación Infantil, Primaria, Eso y Bachillerato que espero algún día pueda ser retomado con la energía y el valor necesarios; en el que se abordó por primera vez, un organigrama espacial que resolvía con naturalidad las necesidades educacionales y afectivas tan distintas que tenemos las personas; combinadas con otras que desarrollan todos los niños con bastante igualdad de ánimo a lo largo de su infancia y gran parte de la adolescencia y que casi siempre aparecen vinculadas con aquellos aspectos más lúdicos o creativos.
Asunto especialmente controvertido ahora que hay tanto empeño en hacer hincapié en la ideología de género y la identidad sexual; en vez de centrarse en la circunstancia única y compleja de cada persona, sin etiquetarla; permitiéndonos así, evolucionar libremente, sin más limitaciones de las que nos pone la vida; reforzando el proceso de aprendizaje, que nos llevará inevitablemente, a cuestionarnos de una manera natural y en el momento conveniente para cada individuo, nuestra identidad, nuestra presencia aquí y nuestro destino.
Volviendo al tema de la técnica del dueto, si se consigue llegar a un equilibrio-desequilibrado entre los integrantes del mismo, resulta una práctica insólita y te lo pasas como un enano; las situaciones más chuscas y rocambolescas están garantizadas.
Otra pareja memorable, que me permitió seguir explorando este método, la mantuve con mi buen amigo Gerardo Arancón hasta que separamos caminos ( laborales ) en busca de nuevos horizontes.
Los momentos más placenteros que pudo concederme esta técnica creativa los disfruté junto a Federico Arrieta, uno de mis mejores amigos y brillantísimo arquitecto, con el que me asocié a finales de los 90 para fundar mi primer estudio en Oviedo; desarrollando proyectos a dúo o en colaboración con una colega, Ana Piquero, excelente profesional y bellísima persona.
¡Qué bien lo pasábamos! ¡Vaya risas!
En otra ocasión, en la que tengamos más tiempo, contaré el porqué de mi relación tan cotidiana con los muebles y el diseño de objetos y aquí tendría que hablar, largo y tendido, de mis circunstancias vitales inseparables a la existencia de mi PADRE y de Iván Cores.
¡La palabra CURRICULUM VITAE tiene bemoles!
Mirarse al espejo cara a cara, puede resultar tremendamente peligroso para aquellos que estamos inmersos en el combate, cuerpo a cuerpo, de lo cotidiano y la rutina.
Lograr sobrevivir a esta nueva y singular batalla, es tarea peliaguda, quizás nos encontremos dentro del espejo a un tipo que nos mira con cara de conejo.
Si conseguimos salir ilesos de ella, rectificaremos rumbo, recuperando sin miedo el camino que iniciamos tiempo atrás cuando éramos niños, sin mayor pretensión que la de VIVIR: jugando y disfrutando del presente hasta que de una vez por todas, anochezca.
¿No os parece?
Dejo abierta la cuestión para que alguien, más conocedor que yo de estos temas, profundice sobre ello.
En general los CV son una basura y no sirven para nada; casi nunca expresan la valía de las personas, sólo son una serie de datos fríos, que se ordenan cronológicamente, lo que resulta una mierda inservible porque nuestra vida es una especie de "palante-patrás" en bucle.
Y para risas de los curiosos que leemos algún curriculum rimbombante y bien abotargado de datos sobre la formación académica y "vida" laboral, el panorama se presenta desolador.
¡JA! Salvo para algunos privilegiados, no existe eso que denominan "vida laboral"; y si hubiera algo de "laboral", la rutina diaria se encarga de convertir nuestra existencia en una crónica anunciada: desalentadora, monótona y gris y debería llamarse MUERTE LABORAL y morir, todos vamos a morir, así que no hay prisa por adelantar nuestro natural desenlace.
A todo aquel que haya sido capaz de soportar la lectura hasta aquí le animo a la DESOBEDIENCIA CIVIL para alzar la VOZ y tomar calles y plazas.
PLAZAS donde se ha gestado la historia y la lucha violenta de nuestra patria,PATRIA que ha de estar alerta, en constante búsqueda de ese gran proyecto común imprescindible para romper el "karma" que hemos arrastrado históricamente, impidiéndonos, casi por completo, evolucionar y conVIVIR.
La SALUD de un pueblo, depende de la salud de todas y cada una de las individualidades que lo conforman, pretender salvarse uno solo, es tarea desmesurada, ingenua,batalla perdida,que una vez metidos en faena, tendremos que pilotar la nave hacia un espacio común que nos evitará permanecer desmembrados,a la deriva.
Desear salud, es por tanto una pretensión arriesgada porque lleva impresa la aspiración de salvar, no sólo al que se lo deseamos, sino a uno mismo, y esto, son palabras mayores.
¡SALUD!
(*) aquellos nombres y palabras que en el texto aparecen resaltados en negrita, son de colegas que tienen página web o algún documento interesante, pinchando sobre la palabra en negrita, iniciamos otro viaje y enlazamos con ellos.